El mercado automovilístico global está dominado por marcas establecidas de Europa, América y Japón. Sin embargo, hay una marca que se está haciendo un nombre por sí misma y está superando a estas marcas consolidadas, especialmente en su mercado local: BYD. Esta marca china se está convirtiendo en un jugador importante en el sector automotriz, liderando las ventas en China y estableciéndose firmemente en Europa. Pero, ¿cómo ha logrado esta hazaña y cómo está manejando las exportaciones?
BYD, acrónimo de Build Your Dreams, se ha convertido en una marca china fuerte en el sector del automóvil, superando a gigantes como Volkswagen, Toyota y Honda en China. En Europa, está estableciendo su presencia con éxito, compitiendo con MG, una marca británica respaldada por SAIC Motor. También enfrenta una competencia intensa de Grupo Chery, que ha desembarcado en España con Omoda y Jaecoo.
Una de las estrategias que BYD ha empleado con éxito es la guerra de precios en China. Tomemos, por ejemplo, su crossover compacto, el Atto 3. Con un nivel de equipamiento medio, este modelo se vende por unos 39.400 euros en Alemania, un precio razonable en comparación con otros vehículos eléctricos (EV) similares. Sin embargo, en China, el mismo coche se puede comprar por tan solo 17.750 euros, una diferencia de precio asombrosa.
Este fenómeno de precios bajos en China se debe en parte a las políticas del gobierno chino, que ha proporcionado subsidios tanto para la compra de coches eléctricos como de híbridos enchufables, los denominados vehículos de nuevas energías (NEV). Estos vehículos representan una tercera parte de las ventas totales en el mercado chino. Incluso después del cese de estos subsidios, los precios de los EV se mantienen a niveles que en Europa se considerarían irrisorios. Un ejemplo de esto es el BYD Seagull, que se vende por menos de 10.000 euros en China.
Esta política de precios ha desatado una intensa guerra de precios entre los fabricantes, tanto locales como extranjeros. Marcas como BAIC, FAW y Dongfeng están luchando por un mercado masivo que demanda productos y desarrollos propios. Sin embargo, esta guerra de precios ha hecho que sea difícil para muchos fabricantes de coches eléctricos obtener beneficios, y algunos incluso han tenido que detener su producción y replantear sus estrategias.
En Europa, la situación es diferente. Sin la guerra de precios, las marcas chinas adoptan un enfoque diferente. Buscan ofrecer productos con márgenes de venta saludables mientras muestran la calidad y la tecnología de sus coches. BYD tiene una ventaja en este sentido ya que fabrica sus propios componentes, como las baterías, en lugar de depender de proveedores externos.
La diferencia de precios entre los modelos de BYD vendidos en China y en otros mercados es sorprendente. En algunos mercados como Sudamérica, Oceanía, Israel y Tailandia, la diferencia de precio puede llegar hasta el 176%. Por ejemplo, el Atto 3 puede tener una diferencia de precio de entre el 81 y el 174%, el Dolphin de entre el 39 y el 178%, y el Seal de entre el 30 y el 136%.
En busca de mayores márgenes de beneficio, BYD y otras marcas chinas están fijando sus precios ligeramente por debajo de las marcas más conocidas. Sin embargo, a pesar de estos precios más bajos, suelen incorporar de serie características que en otros coches serían opcionales y costarían más, ya sean sistemas de seguridad o elementos de conectividad.
En resumen, la estrategia de BYD de aprovechar las políticas favorables del gobierno chino, librar una guerra de precios en su mercado local y ofrecer productos de calidad a precios competitivos en mercados extranjeros ha demostrado ser un éxito. Con sus propios componentes fabricados internamente, BYD está bien posicionada para continuar su éxito en el sector automotriz global.