El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha expresado su desaprobación hacia el presidente argentino, Javier Milei, por su comportamiento durante una reciente visita a Madrid. Maduro, que tiene una historia de insultos hacia líderes latinoamericanos y sus opositores en Venezuela, calificó a Milei como una «vergüenza» y comparó sus acciones con las de Hitler.
Milei y Maduro han estado en desacuerdo durante mucho tiempo, con ataques personales y políticos que se intensificaron después de que Milei derrotara a los peronistas, aliados de la revolución bolivariana desde la época de Hugo Chávez. Maduro ha comparado a Milei con Hitler en varias ocasiones y ha usado términos como neonazi, vendepatria y malnacido para describirlo. Por su parte, Milei ha respondido a estos ataques acusando a Maduro de ser un dictador.
Actualmente, los gobiernos de Argentina y Venezuela están inmersos en una disputa diplomática. Caracas se ha negado a conceder salvoconductos a seis colaboradores cercanos de la líder opositora María Corina Machado, quienes se encuentran refugiados en la Embajada de Argentina en la capital venezolana. Además, seis líderes del partido político de Machado, Vente Venezuela, están encarcelados en la prisión del Helicoide, conocida como el mayor centro de tortura de América Latina.
La semana pasada, Jorge Rodríguez, presidente del órgano legislativo chavista y mano derecha de Maduro, atacó a la Unión Europea en un intento de deshacerse de la observación electoral europea en las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio. Rodríguez, apoyado por Maduro, calificó a los europeos de «bárbaros, imbéciles, groseros, bastardos, canallas, ilegales, ridículos e ilegítimos».
Varios líderes de América Latina, incluyendo a Maduro y Milei, así como al colombiano Gustavo Petro, el nicaragüense Daniel Ortega y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, se han estado lanzando insultos y críticas en las últimas semanas. Entre los términos utilizados en estas disputas se encuentran facho, Hitler, Pinochetito, basura, traidor, grosero, injerencista y excremento.
Dos incidentes recientes han exacerbado esta guerra de palabras. El primero fue el violento asalto a la Embajada de México en Quito para detener al ex vicepresidente revolucionario Jorge Glas, a pesar de que contaba con asilo político de México. El segundo incidente fue una serie de críticas a Caracas por sus repetidos ataques al proceso electoral.
Estos conflictos y disputas entre los líderes de América Latina no solo afectan las relaciones diplomáticas entre los países, sino que también tienen un impacto en la estabilidad política de la región. A medida que estas tensiones continúan escalando, es evidente que las consecuencias de las palabras y acciones de estos líderes se extenderán más allá de sus propias fronteras.