La reelección del centrista Luis Abinader en la República Dominicana confirma la previsión de las encuestas y refuerza la estabilidad política de este país caribeño. Con una economía en constante crecimiento, la República Dominicana se ha convertido en una de las economías más robustas de las Américas, un oasis de estabilidad en contraste con el caos en Haití y la dictadura en Cuba.
Abinader, con un contundente 57.45% de apoyo de los votantes, ha dejado claro que su mandato terminará en 2028, rechazando la idea de modificar la Constitución para prolongar su mandato. Este compromiso de Abinader se produce en un contexto en el que numerosos políticos de la región han buscado extender sus términos en el poder a través de cambios constitucionales.
En contraste con la victoria de Abinader, el ex presidente Leonel Fernández obtuvo sólo un 28.86% de los votos. Sin embargo, su hijo, Omar Fernández, ha emergido como una nueva figura política de la República Dominicana, convirtiéndose a los 32 años en el senador más joven del Distrito Nacional.
Con una mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, Abinader tiene ahora la oportunidad de implementar cambios constitucionales que podrían reforzar la estabilidad política del país. Su Partido Revolucionario Moderno (PRM) y la Fuerza del Pueblo de Leonel Fernández han transformado el panorama político dominicano, relegando a los partidos tradicionales a un papel secundario.
Este cambio ha sido especialmente duro para el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que solo obtuvo un 10.39% de los votos para su candidato, el ex alcalde Abel Martínez. El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que llevó a la presidencia a Joaquín Balaguer, apenas ha conseguido conservar un escaño en el Senado.
A pesar de la estabilidad política y del crecimiento económico, el país caribeño se enfrenta a desafíos significativos. El tema de la inmigración haitiana ha sido un punto de discusión recurrente durante la campaña electoral, con la retórica antiinmigrante dominando el discurso político. La dura postura de Abinader hacia la inmigración haitiana parece haber resonado entre los votantes, preocupados por la crisis humanitaria y la violencia que se vive en Haití.
Esta postura ha llevado a deportaciones masivas de haitianos, con más de 174,000 haitianos expulsados del país en el último año. Roudy Joseph, líder del movimiento Haitianos y Haitianas en República Dominicana, ha denunciado un «apartheid» contra la comunidad haitiana en el país.
Abinader, quien ha logrado teñir de azul todo el mapa de la República Dominicana al ganar en sus 31 provincias y en el Distrito Nacional, se enfrenta ahora a la tarea de manejar la relación con Haití y mantener la estabilidad económica y política del país.
A medida que la República Dominicana entra en una nueva etapa de su historia política, con el centrista Luis Abinader al frente, el país se enfrentará a desafíos internos y externos. Cómo Abinader maneje estos desafíos, particularmente en relación con la inmigración haitiana, será clave para definir su legado y el futuro del país.