La isla de La Española, hogar de dos naciones distintas pero cercanas, la República Dominicana y Haití, es un lugar de contrastes. Las palabras del poeta dominicano-haitiano Jacques Viau, quien nació en Haití pero murió luchando con las fuerzas rebeldes dominicanas tras el golpe de estado al presidente Juan Bosch en 1965, resuenan hasta el día de hoy. Viau se lamentaba de la creciente separación entre ambas naciones, una separación que sólo ha crecido con el paso del tiempo.
Este domingo, ocho millones de dominicanos están llamados a las urnas para decidir quién será su presidente durante los próximos cuatro años. Además, se elegirán 32 senadores, 190 diputados y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano. Estas elecciones están marcadas por la crisis humanitaria extrema que sufre la vecina Haití y sus efectos secundarios: la emigración, el muro fronterizo y la disputa por las aguas del río Masacre, el cual fue utilizado como cementerio durante la matanza del Perejil en 1937 a manos del caudillo Leonidas Trujillo.
El actual presidente dominicano, Luis Abinader, líder del Partido Revolucionario Moderno (PRM), es el gran favorito para ganar las elecciones. Abinader ha prometido continuar luchando contra la corrupción en la frontera y ha multiplicado por diez las operaciones de migración debido a la difícil situación que atraviesa Haití. Su postura firme sobre la cuestión haitiana es uno de los factores que lo mantiene en el poder después de cuatro años de mandato.
Según una encuesta de Greenberg, el 55% de los encuestados considera que Abinader es el más capacitado para afrontar la crisis haitiana. En comparación, el ex presidente Leonel Fernández, candidato de la Fuerza del Pueblo, recibe el 26% de los apoyos, mientras que Abel Martínez, representante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuenta con el 15% de los votos. Un dato interesante es que el 65% de los encuestados cree que la cuestión haitiana influirá en sus votos.
Un 88% de los encuestados aprueba la construcción del controvertido muro fronterizo que Abinader está erigiendo entre ambos países. A pesar de su dura postura sobre el tema, Abinader ha expresado su disposición a ayudar en la crisis haitiana y ha instado a la comunidad internacional a tomar una posición más proactiva ante la situación en Haití. En la actualidad, las bandas de gánsteres controlan el 80% de la capital haitiana, Puerto Príncipe.
En medio de la difícil situación, la República Dominicana negó el aterrizaje del avión del entonces primer ministro de Haití, Ariel Henry. Actualmente, el Consejo Presidencial de Transición de Haití está tratando de tomar las riendas del país antes de la llegada de las primeras fuerzas policiales de Kenia, enviadas por mandato de las Naciones Unidas. Estas elecciones, por lo tanto, no sólo definirán el futuro de la República Dominicana, sino que también tendrán un impacto significativo en la crisis que se vive en su país vecino, Haití.