El reconocido fontanero británico de 56 años, James Anderson, popularmente conocido como Britain’s kindest plumber (el fontanero más amable de Gran Bretaña), ha sido descubierto por la BBC tras una investigación que reveló que su altruismo y generosidad, que le habían hecho famoso, podrían haber sido una farsa.
Anderson alcanzó la fama en 2017 cuando fundó una empresa social llamada Depher, con la misión de ayudar a personas mayores y discapacitadas a costear reparaciones de plomería y a pagar sus facturas de gas, agua y luz. Su popularidad se disparó durante la crisis del coste de la vida, logrando aparecer en programas estelares de televisión y recibir reconocimientos como el Premio Pride of Britain. Incluso la reina Isabel II le escribió una carta de agradecimiento. Sus videos y fotos en las redes sociales, donde aparecía ayudando a la gente, se viralizaron hasta superar los 100.000 seguidores.
En su ascenso al estrellato, se unieron a su causa celebridades como Lily Allen y Hugh Grant, este último donó una cantidad equivalente a 85.000 euros. Las recaudaciones se dispararon hasta superar los dos millones de libras (2,3 millones de euros) a través de portales de crowdfunding como GoFundMe o JustGiving.
Sin embargo, una investigación de la BBC ha desenmascarado al fontanero generoso. Muchos de los videos utilizados para promocionar su causa eran falsos y llegó incluso a usar las fotos de personas que ya habían muerto o a difundir imágenes sin el consentimiento de los interesados. Además, se descubrió que una parte de las donaciones pudo haber sido utilizada en beneficio propio, como la compra de una casa y varios coches.
Al ser confrontado, Anderson admitió: «Sé que lo que he hecho está mal». Sin embargo, insistió en que no había utilizado el dinero de las donaciones para fines privados y aseguró que el dinero recaudado se había destinado realmente a ayudar a miles de personas que no podían hacer frente a las facturas. Anderson también se mostró dispuesto a devolver las donaciones, empezando por la generosa aportación de Hugh Grant, a quien le dijo: «Si quiere el dinero de vuelta, se lo daré».
Uno de los casos más alarmantes fue el de una mujer identificada como Joyce, que falleció en febrero de 2020. Anderson utilizó la imagen de la mujer muerta hasta siete veces en sus publicaciones. En una de ellas, se la identificaba como una mujer de 84 años que había llamado a Depher porque estaba «desesperada». Anderson afirmó incluso que había conducido 53 millas para ayudarla porque estaba a punto de suicidarse.
Ex trabajadores de Depher revelaron que Anderson compartía videos sin el consentimiento de las personas involucradas, incluso el de un hombre de 90 años identificado como homosexual, que se negó expresamente a ser filmado.
The Daily Mail desveló otro caso en el que Anderson aseguraba haber reparado de forma gratuita una chimenea para un hombre de 87 años, cuando en realidad pertenecía a un hombre de 39 años que pagó por la reparación y necesitó varias visitas posteriores para solucionar el problema.
Tras las acusaciones, Anderson se enfrenta ahora a una investigación en toda regla sobre las actividades de Depher, registrada como Compañía de Interés para la Comunidad (CIC). La Charity Comission confirmó que Anderson intentó tres veces registrar su empresa como organización sin ánimo de lucro, pero fue rechazada al no garantizar cómo se identificaba a las personas que necesitaban asistencia.