Recientemente, la ciudad de Bamiyan, en Afganistán, ha vuelto a ser noticia debido a un ataque que mató e hirió a varios extranjeros, entre ellos, cuatro españoles. Bamiyan es la capital de la provincia homónima y fue uno de los principales centros turísticos de Afganistán antes de la llegada al poder de los Talibanes.
Ubicado a unos 130 kilómetros de la capital del país, Kabul, Bamiyan es conocido por ser el hogar de uno de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En este contexto, Bamiyan solía ser considerado una de las áreas más seguras de un país sumido en décadas de guerra y conflicto.
Una de las principales atracciones turísticas de Bamiyan eran los restos de dos estatuas gigantes de Buda, que fueron destruidas por los Talibanes durante su primer gobierno en 2001. Estas estatuas, consideradas blasfemas por los Talibanes, solían atraer a turistas de todo el mundo.
Desde que los Talibanes retomaron el poder tras ganar la guerra contra el Gobierno respaldado por Estados Unidos en agosto de 2021, han intentado promover el turismo en la zona para revivir la economía local y mejorar la imagen del país.
No obstante, la seguridad sigue siendo un desafío para los líderes fundamentalistas. Tras tomar el control de Kabul, han visto emerger al grupo yihadista Estado Islámico como su principal amenaza desde la retirada de las tropas internacionales. Este grupo ha reivindicado la autoría de casi todos los ataques perpetrados hasta la fecha.
Aunque la mayoría de los ataques están dirigidos a miembros de minorías musulmanas y a las propias fuerzas de los Talibanes, los ataques a extranjeros son muy raros. Sin embargo, como lo demuestra el reciente incidente en Bamiyan, no son inexistentes.
Por esta razón, la Embajada de España en Afganistán recomienda a los ciudadanos españoles no viajar al país asiático bajo ninguna circunstancia debido a los riesgos que esto implica. Tras la toma de Kabul por parte de los Talibanes, la embajada, al igual que la mayoría de las delegaciones internacionales, suspendió sus actividades hasta que las condiciones de seguridad permitan su reapertura.
En la actualidad, la embajada opera temporalmente desde Doha, sin posibilidad de ofrecer atención directa o protección, según informa la propia embajada. Esta situación refleja la complejidad y la gravedad de la situación actual en Afganistán, donde las tensiones políticas y religiosas continúan alimentando un ciclo de violencia y conflicto.
En resumen, la situación en Bamiyan y en Afganistán en general sigue siendo volátil y peligrosa, especialmente para los extranjeros. Mientras tanto, los Talibanes se enfrentan a la difícil tarea de tratar de restablecer la estabilidad y la seguridad en un país marcado por décadas de guerra y conflictos internos. Como siempre, la situación en Afganistán sigue siendo un asunto de interés y preocupación internacional.