El domingo pasado, el Asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense, Joe Biden, Jake Sullivan, se reunió con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén. Durante la reunión, Sullivan reiteró la esperanza de Estados Unidos de que Netanyahu promueva un plan para el ‘día después’ de la guerra contra Hamas, un punto de vista que comparte con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el ministro centrista Benny Gantz.
En el contexto de la reciente escalada de violencia en la región, todos estaban pendientes de las noticias procedentes de Irán. Biden, Gallant, Gantz y Netanyahu comparten el objetivo de acabar con el control y las capacidades armadas del grupo islamista en la Franja de Gaza. Esto viene en respuesta al ataque lanzado por Hamas el pasado 7 de octubre en el sur de Israel.
A pesar de que tanto Sullivan como Gallant y Gantz consideran que son necesarios no solo tanques y aviones, sino también recursos diplomáticos y políticos para crear una alternativa a Hamas, Netanyahu sostiene que no se puede hablar del futuro sin que en el presente el brazo armado de Hamas sea eliminado de forma completa.
Según la Casa Blanca, Sullivan destacó en su reunión con Netanyahu «la necesidad de combinar las operaciones con la estrategia política para asegurar la derrota de Hamas» y le propuso medidas concretas para aumentar la ayuda a la Franja de Gaza.
La visita de Sullivan a Jerusalén tuvo como objetivo principal limitar y consensuar la anunciada ofensiva israelí a gran escala en la ciudad de Rafah, tras la incursión iniciada el pasado 6 de mayo en esa zona del sur de Gaza.
Gantz ha dado un ultimátum para seguir en la coalición, con una fecha límite del 8 de junio. Su demanda es la aprobación de un plan para lograr «seis objetivos estratégicos», que van desde la liberación de los 128 secuestrados aún en cautiverio a una alternativa de Hamas, pasando por el desarme de Gaza y la normalización de relaciones con Arabia Saudí.
En su discurso del sábado por la noche, Gantz citó este ambicioso escenario con el país árabe, desbaratado el 7-0, que es visto por EEUU como vía de salida de la devastadora guerra que desató varios frentes en la región bajo la batuta, acusan, de Teherán. Netanyahu siempre apoyó esta posibilidad, pero no si eso le obliga a ordenar ahora el fin de la ofensiva y a comprometerse a la creación de un Estado palestino, como piden los saudíes.
Sullivan, que informó a sus anfitriones israelíes de su reunión este fin de semana con el príncipe heredero Mohamed Bin Salman en Riad, coincide con Gallant y Gantz en la necesidad de diseñar una Hoja de Ruta del ‘día después’ también para presionar al líder de Hamas, Yahia Sinwar.
Gantz demanda la creación de un ente alternativo palestino-árabe-estadounidense-europeo como administración civil de los gazatíes.
Más allá de la situación en Gaza, las intervenciones de Gallant y Gantz pueden tener efectos políticos. Ambos lanzaron críticas a Netanyahu, que erosionan su figura, que ya está muy tocada debido al fracaso en la prevención del mayor ataque sufrido en 76 años de historia de Israel y su negativa a asumir la responsabilidad por la gestión de la guerra en los últimos tres meses.
En una acusación que retumba en los hogares de un país en guerra, Gallant y Gantz insinuaron que Netanyahu toma decisiones priorizando su interés político al nacional.
Netanyahu rechazó el mensaje de Gantz y le recrimina por haber dado un ultimátum al primer ministro de Israel en plena guerra y no a Hamas. Todos creen -empezando por el propio Gantz- que el veterano dirigente conservador no cumplirá sus demandas y seguirá manteniendo a cualquier precio su mayoría de 64 de 120 escaños lograda en las elecciones de hace año y medio.
La marcha de Gantz, que se prevé que ocurra antes del 8 de junio, no derribará el Gobierno pero aumentará la bola de nieve cada vez más grande con manifestaciones semanales de protesta ya sea para pedir un acuerdo de tregua que libere a los secuestrados o el adelanto electoral.
Por otro lado, Sullivan discrepa con Gallant y Gantz sobre la anunciada ofensiva en Rafah. Mientras en el gabinete israelí hay consenso al considerar que es necesario entrar en Rafah para acabar con los batallones que quedan de Hamas y bloquear los túneles que le conectan con el Sinaí, la Administración Biden considera que es más inteligente esperar a que fructifique un acuerdo que permita la liberación de rehenes y la reducción del sufrimiento de la población civil en la Franja de Gaza.
En cualquier caso, exige que la operación en el corazón de Rafah sea tras una evacuación segura de los habitantes y desplazados que se contaban en 1,4 millones hace un mes. La ONU, que cifra en más de 800.000 las personas que salieron de Rafah desde el inicio de las operaciones militares israelíes hace exactamente dos semanas, alerta de un agravamiento de la crisis humanitaria en el castigado enclave palestino y exige un alto el fuego inmediato.