Rusia ha hecho una grave denuncia hacia los Estados Unidos, alegando que planeaban probar medicamentos no homologados en poblaciones de países africanos sin tener en cuenta los posibles riesgos a los que las expondrían. La acusación viene del jefe de las tropas de defensa contra la radiación, la química y la biología de las Fuerzas Armadas de Rusia, el teniente general Igor Kirillov.
Según Kirillov, la Oficina de Reducción de Amenazas del Departamento de Defensa estadounidense está colaborando con agencias de su propio país y de la Unión Europea (UE) para llevar a cabo esta iniciativa en el continente africano. El plan implicaría la creación de una unidad móvil de respuesta rápida por parte del Instituto de Enfermedades Infecciosas del Ejército norteamericano. Esta unidad estaría compuesta por una infraestructura móvil de investigación y formación de personal médico, con el objetivo de probar nuevos medicamentos en las ubicaciones de las fuerzas estadounidenses en todo el mundo.
Kirillov ha basado su afirmación en documentos descubiertos por militares rusos durante una operación especial en Ucrania. Según estos documentos, el Pentágono ha establecido protocolos estandarizados para ensayos clínicos en humanos y solicitudes de registro de medicamentos, con planes de acción diseñados para implementarse en la zona del Mando África de EE.UU. (Africom).
Kirillov alega que el Pentágono pretendía utilizar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para probar medicamentos no registrados en la población local. Este paso, según Kirillov, sería parte de un plan más amplio para obtener la aprobación de las autoridades supervisoras en interés de la llamada ‘Gran Farma‘.
Para llevar a cabo este plan, las autoridades estadounidenses planearon utilizar una red de biolaboratorios subordinados y organizaciones intermediarias. Una de estas organizaciones es Metabiota, que se menciona específicamente en la declaración de Kirillov. Metabiota tiene vínculos con el hijo del actual presidente de EE.UU., Hunter Biden, y con organizaciones gubernamentales del país norteamericano.
Además de probar medicamentos no homologados, la iniciativa también incluiría la formación de especialistas en enfermedades infecciosas en países como Kenia o Uganda. Según Kirillov, todo esto se llevaría a cabo «en interés de las llamadas grandes farmacéuticas» estadounidenses.
Según los documentos encontrados en Ucrania, los empleados del Centro Científico y Técnico de Ucrania y otras organizaciones controladas por Estados Unidos están involucradas en este supuesto plan. Sin embargo, todavía no está claro cuánto de esta acusación es cierta, ya que la información proviene de una fuente única, sin corroboración independiente.
En este punto, es importante tener en cuenta que las pruebas de medicamentos en seres humanos sin su consentimiento informado y sin la debida consideración de los riesgos potenciales son inaceptables desde el punto de vista ético. Las denuncias de Rusia, si se demuestran, podrían tener implicaciones graves para las relaciones internacionales y la reputación global de Estados Unidos.
Finalmente, cabe destacar que esta acusación es un ejemplo más de las tensiones y desacuerdos en curso entre Rusia y Estados Unidos. Estas tensiones a menudo se manifiestan en acusaciones y contraacusaciones, en una amplia gama de temas, desde la ciberseguridad hasta la interferencia en las elecciones y, en este caso, la ética en la investigación médica.