El portavoz del Ejército en Israel, Daniel Hagari, ha confirmado públicamente los rumores que habían estado circulando ampliamente en las redes sociales. Tres cadáveres fueron descubiertos en la Franja de Gaza, identificados como las personas que habían sido secuestradas por el grupo extremista Hamas durante su ataque el 7 de octubre. Las víctimas fueron dos mujeres de 23 y 28 años, y un hombre de 57 años.
Las víctimas son Amit Buskila, Itzhak Gelernter y Shani Louk, que fueron rescatados durante una operación especial llevada a cabo por el Ejército y el servicio de seguridad interna, el Shabak. Hagari, en una declaración especial a los medios de comunicación, reveló que estas tres personas habían asistido al festival de música Nova en Reim en el momento de su secuestro. Los informes de inteligencia confirmaron que estos tres individuos fueron brutalmente asesinados por los terroristas, que luego llevaron sus cuerpos a la Franja de Gaza.
Hagari no reveló detalles específicos sobre el lugar exacto del descubrimiento de los cuerpos, pero el hallazgo fue posible gracias a la información proporcionada por los palestinos detenidos durante la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza. El gabinete de guerra de Israel aprobó la operación para recuperar los cuerpos hace unos días.
Según los recuentos oficiales, Hamas actualmente tiene en su poder a 129 secuestrados, de los cuales 39 están muertos. La mayoría de estos secuestrados fueron capturados por Hamas, otras milicias y civiles durante una gran infiltración armada hace 224 días que culminó con el asesinato de 1.200 personas y el secuestro de otras 250 en el sur de Israel. Más de cien de estos secuestrados fueron liberados por Hamas como parte de un acuerdo de tregua de una semana a fines de noviembre, antes de que se reanudara la devastadora ofensiva militar en la Franja de Gaza.
La muerte de Shani Louk, una joven israelí-alemana, fue confirmada a finales de octubre. Sus últimas imágenes, en las que era escupida y golpeada en la parte trasera de una camioneta, se volvieron virales y simbolizaron la brutal matanza que tuvo lugar en el festival de música Nova, donde más de 360 personas fueron asesinadas. Su padre, Nissim, dijo que «Shani siempre fue una luz tanto en su vida como en su muerte».
Las familias de las otras dos víctimas, Amit Buskila y Itzhak Gelernter, han recibido la noticia con un dolor aún mayor, ya que aún albergaban la esperanza de que estuvieran vivos. Gelernter estaba celebrando su 57 cumpleaños justo una semana antes de la terrible noticia. Su hija Yarden describió a su padre como «un hombre maravilloso, lleno de humor e inteligencia».
Además, las familias de dos ciudadanos tailandeses, Sonthaya Oakkharasr y Sudthisak Rinthalak, también fueron informadas de que sus seres queridos habían sido asesinados cerca del Kibutz Beeri el 7 de octubre. Según Hagari, Hamas «asesinó brutalmente a 39 tailandeses y secuestró a 31» en esa misma fecha.
En la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, se llevó a cabo una audiencia pública en respuesta a la solicitud de Pretoria para que se tomaran medidas cautelares adicionales de emergencia para prevenir lo que consideran un «genocidio» ante una posible ofensiva a gran escala en Rafah. Israel defendió su posición, declarando que Rafah es un «epicentro de actividad terrorista de Hamas».
Sudáfrica había expresado su preocupación por el ataque a «el último refugio para los palestinos», refiriéndose a Rafah, donde más de un millón de personas desplazadas se encuentran actualmente. Además, denunciaron que la operación militar había reducido a escombros la mayor parte de la Franja de Gaza.
El fiscal general adjunto de Derecho Internacional de Israel, Gilad Noam, respondió alegando que «hay una guerra trágica en curso, pero no hay genocidio». Reprobó la denuncia en La Haya, calificándola de «burla y explotación obscena de la convención más sagrada». Noam argumentó que llamar repetidamente a algo genocidio no lo convierte en genocidio.
En enero, la CIJ no ordenó la detención de la guerra como había solicitado Sudáfrica, pero tampoco desestimó el caso, exigiendo a las autoridades israelíes «tomar todas las medidas» para prevenir un genocidio en la Franja de Gaza. Aunque el fallo del caso puede tardar años, el hecho de que Israel sea juzgado en un tribunal internacional es considerado una victoria por el liderazgo palestino y los movimientos que promueven su boicot.