El pasado viernes, un juez federal condenó a David DePape a 30 años de prisión, un hombre que irrumpió en la casa de Nancy Pelosi en San Francisco, y agredió a su esposo con un martillo. DePape fue acusado de intento de secuestro de la ex presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y de asalto a la familia de un alto cargo federal.
La Fiscalía había solicitado inicialmente una pena de 40 años de cárcel por lo que ellos consideraban un «acto de terrorismo nacional». DePape fue condenado en noviembre del año pasado por un jurado. Pelosi, de 84 años de edad, reveló en una carta presentada ante el juez que todavía experimenta secuelas del ataque que se llevó a cabo el 28 de octubre de 2022.
Pelosi describió cómo el acusado dañó gravemente los nervios de su mano izquierda durante el ataque. «Las cirugías y tratamientos principalmente curaron la piel, pero todavía siento los nervios comprimidos en mi mano izquierda», escribió. Como resultado de la agresión, Pelosi estuvo hospitalizado durante seis días.
En una misiva redactada por ella misma, la ex líder de los demócratas en el Congreso indicó que 18 meses después del ataque, aún quedan señales visibles en su vivienda situada en Pacific Heights, un exclusivo barrio de San Francisco. «Nuestro hogar sigue siendo una escena del crimen descorazonadora», expresó Pelosi.
El agresor, DePape, atacó violentamente a Paul Pelosi, fundador de una firma de capital de riesgo y propiedades inmobiliarias, alrededor de las 2:30 de la madrugada del viernes 28 de octubre. Esto ocurrió pocos días antes de las elecciones legislativas en Estados Unidos y en medio de un clima de amenazas a miembros del Congreso a ambos lados del espectro político.
DePape ingresó a la casa con un martillo en la mano por una puerta trasera, gritando y preguntando: «¿Dónde está Nancy?, ¿dónde está Nancy?», para luego agredir a su esposo. Su intención inicial era atar al empresario mientras esperaban a que llegase la congresista californiana.
Durante el juicio, el acusado admitió que sabía lo que estaba haciendo y le confesó a la policía que estaba en una «misión suicida». DePape llevó consigo cinta aislante, cuerdas y el martillo para ejecutar su plan, que incluía romperle las rodillas a la congresista si no le decía la verdad. DePape estaba convencido de que la demócrata formaba parte de una siniestra rama conspiratoria de su partido que incluía el secuestro de niños.
DePape también admitió que consumía numerosos videos y podcast de movimientos como QAnon y la ultraderecha afín a Donald Trump. A pesar de la brutalidad del ataque y la perturbación que causó, DePape recibió una sentencia de 30 años, diez menos de lo que había solicitado la Fiscalía.