El escenario político estadounidense se prepara para uno de los eventos más esperados del año. El ex presidente Donald Trump y el actual presidente Joe Biden se enfrentarán cara a cara en un debate televisado que promete cambiar el rumbo de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. El primer debate será el jueves 27 de junio a las 9 de la noche, hora local (3 de la madrugada hora peninsular española) en los estudios centrales de la cadena de televisión CNN en el estado de Georgia, uno de los estados clave que decidirán las elecciones presidenciales.
Este debate será seguido por un segundo, moderado por la cadena de televisión ABC el 10 de septiembre. Se espera que estos eventos sean cruciales en la formación de la opinión pública y podrían determinar el resultado de las elecciones. Sin embargo, el formato de estos debates parece favorecer a Biden.
La campaña del presidente ha exigido que no haya público y que los dos contendientes tengan estrictamente limitado el tiempo en el que pueden ejercer el uso de la palabra, hasta el punto de que sus micrófonos se desconecten automáticamente cuando este haya concluido. Este formato puede ser un desafío para Trump, conocido por interrumpir a sus oponentes de manera habitual y ser mucho más eficaz frente a las cámaras que un orador como Biden, a quien su tartamudez a veces juega malas pasadas.
Además, la fecha del primer debate parece beneficiar a Biden. El 27 de junio llega justo doce días después de la ‘cumbre’ del G7 en Italia, lo que permitirá al presidente jugar la baza institucional de líder respetado en el mundo. Esta fecha también coincide con el anuncio de la sentencia del juicio a Trump por fraude de la regulación electoral que se está celebrando en Nueva York. Además, el Tribunal Supremo deberá pronunciarse sobre si puede ser imputado por los cargos de sustracción de secretos de Estado e intento de robo de las elecciones. Así, los problemas legales de Trump estarán en el foco de la actualidad, y será imposible para el candidato eludirlos.
En cuanto a la fecha del 10 de septiembre, es justo una semana después del puente del Día del Trabajo, que es cuando concluye el periodo vacacional en EEUU, y el interés en la campaña está solo empezando a despegar. Además, apenas dos semanas y media antes habrá concluido la Convención Demócrata y, si el precedente histórico sirve de algo, Joe Biden habrá experimentado una subida en su popularidad, como suele ser habitual tras esos eventos.
Estos debates ponen fin a la incertidumbre de si iba a haberlos este año o no, ya que el Partido Republicano se retiró en 2022 de la Comisión de Debates Presidenciales, una fundación privada sin ánimo de lucro financiada por grandes empresas y gestionada por los partidos Demócrata y Republicano que ha organizado estos eventos desde 1988. En las últimas semanas, sin embargo, el aspirante republicano, Donald Trump, había insistido en que estaba dispuesto a debatir con Joe Biden «en cualquier sitio y a cualquier hora».
A primera hora de la mañana, la campaña de Biden envió una carta pública a la Comisión en la que le informaba que no iba a participar en los tres debates previstos por el organismo, el 16 de septiembre y el 1 y el 9 de octubre. En lugar de ello, el equipo del presidente expresaba su interés por dos debates, uno en junio y otro en septiembre, organizados por medios de comunicación. El debate entre la vicepresidenta, Kamala Harris y la persona que designe Trump para ese cargo también tendrá lugar, pero será entre la Convención Republicana, a mediados de julio, y la Demócrata, a finales de agosto.
La carta fue acompañada de un vídeo de trece segundos de Biden en redes sociales en el que el actual presidente desafiaba a su predecesor y rival. «Donald Trump perdió dos debates conmigo en 2020, y desde entonces no ha aparecido en ningún debate», dijo, refiriéndose a la ausencia del ex presidente en todos los debates de los candidatos republicanos. «Ahora parece que quiere debatir conmigo otra vez. Bueno, pues alégrame el día, chaval. Estoy dispuesto a debatir contigo incluso dos veces. Vamos a decidir las fechas, Donald», dice Biden en la grabación. «Creo que los miércoles estás libre», concluye, con una clara puya a Trump, ya que ese día de la semana no celebra sesión la vista oral del juicio penal que se está celebrando contra el presidente por su presunta violación de la regulación de las campañas electorales.
Trump respondió inmediatamente en su red social Truth Social, acusando a Biden de ser «el peor rival en debates que he tenido nunca» y aceptando el desafío. Poco después, ambos aceptaron que CNN celebre el primer debate y la cadena de televisión ABC el segundo, el lunes 10 de septiembre. Será la primera vez que tanto Biden como Trump participen en un debate de cualquier tipo desde las elecciones de 2020.
Los motivos aducidos por la campaña de Biden para rechazar a la Comisión de Debates Presidenciales son tres. El primero, que cuando se celebren esos encuentros ya habrá empezado la votación en parte del país, ya que en numerosos estados de EEUU se permite el voto desde varias semanas antes de las elecciones, lo que devalúa el impacto de los encuentros. El segundo, que «el modelo de la Comisión para construir grandes espectáculos con grandes audiencias y altos costes no lleva a buenos debates». Finalmente, la campaña declara que «la Comisión ha sido incapaz de seguir sus propias reglas», lo que quedó especialmente claro en el primer debate de 2020, cuando Trump y Biden se enzarzaron en una serie de confrontaciones dialécticas que acabaron transformando el debate en un caos.