En abril de 2024, la tasa de inflación mensual de Argentina volvió a niveles de un dígito después de cinco meses de una fuerte aceleración en los precios. Este cambio se produce en un contexto de contracción económica y disminución del consumo, lo que muestra cierta moderación en los índices de inflación del país.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Argentina se ubicó en el 289,4% interanual en abril, y creció un 8,8% en comparación con marzo.
La evolución de los precios en abril evidencia una desaceleración notable en los últimos meses, si consideramos la elevada tasa mensual que se registró en diciembre pasado (25,5%), que se ha ido moderando hasta el 11% en marzo y ahora con el dato de abril.
Esta es la primera vez que la inflación muestra una variación mensual de un dígito desde octubre pasado, cuando subió un 8,3%.
Entre las subidas registradas en abril, se destacan las de vivienda y servicios (35,6%), debido a los incrementos en las tarifas de gas, agua y electricidad, y las de comunicación (14,2%), por las alzas en los servicios de telefonía e internet. Los alimentos y bebidas no alcohólicas crecieron un 6% en relación con marzo y el 293% en términos interanuales.
Según el informe oficial, la inflación de Argentina acumuló en el primer cuatrimestre del año una alza del 65%. Este panorama se inició con la inflación «al rojo vivo» tras la súbita devaluación del 50% del peso argentino en diciembre pasado y la decisión del nuevo Gobierno de Javier Milei de liberar los precios «reprimidos» de la economía, convalidando fuertes aumentos en bienes y servicios de todo tipo.
El comportamiento desenfrenado de los precios se fue aplacando a la par que el consumo sufrió un derrumbe, con una demanda golpeada por la depresión de los ingresos de los hogares, en un contexto de ajuste severo y contracción económica.
Además, el freno a la emisión monetaria para financiar el Tesoro, uno de los pilares del plan de Milei, comenzó a tener el efecto propio de una política monetaria restrictiva.
Por otro lado, el Gobierno ha optado por posponer ciertos aumentos en las tarifas de algunos servicios y los impuestos a los combustibles e intervino para obligar a las empresas privadas de servicios de medicina a retrotraer fuertes subidas en sus cuotas, ayudando a moderar la tasa de inflación.
Tras conocerse el informe oficial, el Ministerio de Economía afirmó que la «fuerte desaceleración» de la inflación en los últimos meses «se sustenta en el programa económico implementado en diciembre, cuyos pilares son el equilibrio fiscal, el saneamiento de la hoja de balance del Banco Central y la implementación de medidas de desregulación y reducción de costos para el sector privado».
Según el Ministerio, dirigido por Luis Caputo, «esto permitió transitar, en menos de cinco meses, de una economía con expectativas desancladas y alto riesgo de hiperinflación a una que ha generado las condiciones para la reaparición del crédito hipotecario de largo plazo luego de siete años».
El Ministerio de Economía aseguró también que están trabajando fuertemente para que el proceso de desinflación se siga profundizando en los próximos meses.
Los pronósticos privados más recientes que recaba mensualmente el Banco Central apuntan a que la inflación será este año del 161,3%, con tasas mensuales por debajo del 6% hacia septiembre.
Los precios al consumidor acumularon en 2023 una subida del 211,4% en Argentina, lo que representa la tasa de inflación más alta del mundo el año pasado y la mayor en el país suramericano desde la hiperinflación de 1989-1990.