La intensificación de las tensiones entre la revolución bolivariana y la Unión Europea (UE) está amenazando con minar la observación internacional de la UE en las elecciones presidenciales de Venezuela programadas para el 28 de julio. Esto se produce después de que la UE anunciara que retiraba solamente las sanciones contra el principal rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso.
Jorge Rodríguez, presidente del órgano legislativo bolivariano y conocido defensor de la revolución, ha propuesto enviar una carta firmada por la junta directiva de la Asamblea Nacional (AN) al presidente del CNE, solicitándole que revoque la invitación a la UE para actuar como observadores debido a su comportamiento «grosero, bastardo, canalla, ilegal e ilegítimo».
A menos que ocurra un cambio de último momento, esta iniciativa podría causar que la UE no forme parte del grupo de observadores internacionales para el 28J, grupo que incluye a la ONU y al Centro Carter, junto con varios colectivos que simpatizan con la revolución.
Rodríguez, hermano de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, también criticó a los europeos calificándolos de «ridículos», «bárbaros» e «imbéciles». Rodríguez expresó su enojo con la UE debido a su apoyo al diplomático Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición democrática, que según las encuestas aventaja al actual presidente Nicolás Maduro por un 40%.
El enfado chavista se intensificó después de que se hizo público que la UE había decidido levantar temporalmente sus sanciones a cuatro líderes y ex líderes del CNE, especialmente a Amoroso, el único de los beneficiados que aún permanece en la institución electoral y un funcionario de absoluta confianza para el Palacio de Miraflores. La UE justificó su decisión citando los «pasos alentadores» que el CNE había demostrado al permitir la inscripción de González como candidato unitario.
Amoroso, a pesar de que se le había levantado la sanción que le permitiría viajar a Europa, declaró que no aceptaba el «perdón», calificándolo de inmoral y contrario a sus valores ciudadanos.
La UE, sin embargo, decidió prorrogar hasta enero las sanciones contra el resto de los líderes chavistas, incluyendo jerarcas, generales, oficiales de Inteligencia, colaboracionistas y torturadores denunciados ante la Corte Penal Internacional.
Diosdado Cabello, número dos de la revolución y quien encabeza la lista de los sancionados, declaró que «no necesitamos que nos levanten las sanciones». Añadió que «nadie nos va a imponer cómo hacer las cosas», reafirmando la independencia y la soberanía de Venezuela frente a la interferencia extranjera.
La reacción de la revolución bolivariana a la decisión de la UE refleja la creciente tensión entre Venezuela y la comunidad internacional, en un momento en que el país sudamericano se prepara para unas elecciones presidenciales cruciales. Estas tensiones podrían tener importantes implicaciones para la legitimidad y el reconocimiento internacional de las próximas elecciones, y para la continuidad de la revolución bolivariana.
En este contexto, la revolución bolivariana se enfrenta a un dilema: rechazar la observación internacional y arriesgarse a que sus elecciones sean vistas como ilegítimas a los ojos del mundo, o aceptar la supervisión de la UE y otras organizaciones internacionales, a pesar de sus discrepancias políticas y ideológicas. El camino que elija la revolución bolivariana en las próximas semanas podría definir su futuro y el de Venezuela.