El 14 de mayo de 2024, Israel celebra su 76 aniversario en medio de una crisis de conflicto interno y externo. La infiltración armada de Hamas en el sur de Israel, que causó la muerte de 1.200 personas el pasado 7 de octubre, ha agitado la ya turbulenta situación de la nación.
La demanda por «S a dos Estados», una solución para resolver el conflicto entre israeles y palestinos, se hizo evidente en una manifestación en Tel Aviv semanas antes del ataque. Sin embargo, la creciente división interna en la sociedad israelí, agitada por el plan de reforma judicial del nuevo Gobierno de corte claramente conservador y religioso, ha oscurecido esta demanda.
El crecimiento demográfico de Israel continúa, con 9.9 millones de habitantes en 2024, en comparación con los 806.000 habitantes en 1948. Sin embargo, la celebración del aniversario de la nación está marcada por la tristeza debido al recuerdo de los ataques de Hamas y a la espera del regreso a sus hogares de decenas de miles de habitantes evacuados.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, no asistió a la tradicional sesión en la sede presidencial en Jerusalén donde el presidente Isaac Herzog expresó su dolor por la situación actual de la nación. En lugar de eso, Netanyahu grabó un mensaje en el que reiteró que la ofensiva contra Hamas continuará.
La guerra tiene un impacto significativo en la situación diplomática de Israel. La ofensiva contra Hamas ha provocado una destrucción sin precedentes en la Franja de Gaza y ha dañado la imagen de Israel a nivel internacional. Esta situación ha frenado el avance hacia la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, un proceso que estaba a punto de completarse antes del ataque de Hamas.
La causa palestina ha vuelto a ocupar un lugar destacado en la agenda regional e internacional, lo que ha llevado a Arabia Saudí y a otros países árabes a congelar su voluntad de sumarse a los Acuerdos de Abraham promovidos en 2020. Incluso Egipto, el primer país árabe en firmar la paz con Israel, está considerando rebajar el rango de las relaciones diplomáticas debido a la ofensiva en la zona de Rafah, muy cerca de su frontera.
Las relaciones de Israel con la Unión Europea y EEUU también se han deteriorado. La masiva ofensiva israelí fue inicialmente apoyada por EEUU, pero las relaciones entre los gobiernos de Biden y Netanyahu han sufrido a medida que aumentaba la crisis humanitaria y el número de muertos en la guerra.
La falta de una estrategia clara por parte del gabinete israelí y la inflexible posición del líder de Hamas, Yehie Sinwar, han alargado la guerra. La falta de diálogo sobre el «día después» para garantizar una alternativa a Hamas también ha contribuido a la prolongación del conflicto.
El futuro de Israel está marcado por la guerra, y sus efectos seguirán siendo evidentes en el 77 aniversario de la nación. A medida que el conflicto interno y externo continúa, la nación se enfrenta a desafíos sin precedentes en su historia.