La crisis humanitaria en la Franja de Gaza, duramente golpeada por los ataques de Israel en las últimas dos semanas, ha llevado a un significativo deterioro de las condiciones de salud y vida de los palestinos. Los servicios sanitarios en la región han detectado casos de varicela, sarna y diarrea, enfermedades que se propagan debido a las malas condiciones higiénicas y el consumo de agua insalubre.
El informe diario de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU sobre la situación en Gaza advierte que estos casos podrían aumentar si no se restablece la electricidad en el enclave costero. La suministración eléctrica ha sido completamente cortada por Israel durante los últimos 11 días. La falta de electricidad también impide que el combustible llegue para alimentar a los generadores.
La escasez de agua potable ha obligado a los palestinos a consumir agua salada de los pozos agrícolas, lo que puede causar brotes de cólera y aumentar los riesgos de salud, como la hipertensión, especialmente en bebés, mujeres embarazadas y personas con problemas renales.
Las fuerzas israelíes han ordenado la evacuación de los 17 hospitales que aún operan en la ciudad de Gaza, así como uno en Rafah. Sin embargo, estos no acataron la orden al considerar que poner en marcha una evacuación puede poner en peligro la vida de algunos pacientes.
La tragedia palestina ha dejado cifras escalofriantes. Desde el 7 de octubre, en Gaza han muerto 4385 palestinos, entre ellos al menos 1756 niños y 967 mujeres. Además, hay 13,561 heridos. En la Cisjordania ocupada, los choques con colonos israelíes desde el inicio de la operación ‘Tormenta de Al-Aqsa’ han resultado en 84 muertos y 1653 heridos.
Las infraestructuras residenciales también han sufrido un gran impacto. El 42% de los edificios residenciales en Gaza han sido afectados por los ataques. Un total de 139,000 han sufrido daños pequeños o moderados, 15,100 están completamente destruidos y 10,600 han quedado inhabitables debido a problemas estructurales.
La población desplazada se mantiene en 1.4 millones, casi dos tercios de la población total de Gaza. Según las Naciones Unidas, unos 566,000 se alojan en refugios gestionados por la propia ONU, y otros 700,000 en casas de familiares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado hasta ahora 62 ataques en instalaciones sanitarias, y ha señalado que el número de hospitales que han tenido que detener sus operaciones ha aumentado a siete, comparado con cuatro a principios de la semana.
La situación en Gaza es cada vez más desesperada. La violencia continua, la falta de acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad, y el colapso de los servicios de salud están creando una crisis humanitaria de proporciones devastadoras. Los organismos internacionales y de derechos humanos instan a una solución inmediata para aliviar el sufrimiento de la población afectada.