En el mundo del deporte motor, cada detalle cuenta y puede marcar una gran diferencia en los resultados finales. Un elemento crucial en este intrincado ecosistema es la elección de los neumáticos, y Firestone Racing, proveedor de la serie IndyCar, se encuentra en medio de un dilema. La próxima competición de la serie, las 500 Millas de Indianápolis, se disputará en un óvalo, un escenario que siempre genera grandes expectativas entre los participantes.
La principal preocupación de los responsables de Firestone Racing radica en su decisión de desarrollar para esta temporada un compuesto de neumáticos diseñado para monoplazas con motores híbridos. Este compuesto se fabricó a partir de un material más resistente para poder afrontar el aumento de peso y de potencia de los vehículos híbridos. Sin embargo, debido a la postergación en la introducción de la hibridación, los neumáticos se han utilizado en los monoplazas actuales con resultados levemente satisfactorios.
El problema con los neumáticos en cuestión radica en que su rendimiento no es el óptimo debido a que las condiciones para las que fueron diseñados no están presentes. El chasis DW12, sin el motor híbrido, es un conjunto más liviano, lo que significa que el compuesto duro no rinde de la manera adecuada. Para ser más específicos, su ventana de máximo rendimiento no se alcanza en el tiempo estipulado.
Además, otro factor a considerar es que los sets de neumáticos a utilizar en óvalos son diferentes a los del resto de los circuitos debido a la mayor exigencia a la que son sometidos los neumáticos izquierdos en este tipo de recorridos. A pesar de estos desafíos, Firestone Racing afirma que tomará un enfoque similar al empleado en ediciones anteriores de la Indy 500.
Cara Krstolic, directora de Firestone en lo que respecta a ingeniería y fabricación de neumáticos de competición, ha explicado que, a pesar de las dificultades, la compañía ha llegado a Indianápolis con muchas horas de pruebas con el monoplaza actual y con el modificado bajo la configuración híbrida.
Sin embargo, debido a la demora en la introducción de los cambios en los monoplazas, tuvieron que fabricar los nuevos neumáticos a finales del año pasado. Esta situación ha hecho que aún estén probando en cada carrera los neumáticos, lo que no es ideal para garantizar a todos los equipos que tendrán a su disposición un neumático consistente de ambos lados cuando compitan en un óvalo.
En sus propias palabras, Cara Krstolic ha afirmado: «Esta vez hemos optado por un compuesto más duro del lado izquierdo, el cual tiene un par de cambios menores en su construcción y están destinados a lidiar con buena parte del desgaste que enfrentan algunos equipos específicos. En definitiva, el neumático será muy bueno para el coche actual, aunque lo diseñamos teniendo en mente el monoplaza híbrido. Lo que verán allí es algo que seguirá siendo apropiado para la configuración del coche que tenemos ahora.»
En definitiva, los equipos que compiten en la IndyCar tendrán que adaptarse a estas circunstancias y hacer lo mejor posible con los neumáticos que tienen a su disposición. Como siempre, la adaptabilidad y la innovación serán clave en este desafío. Solo el tiempo dirá cómo esta situación afectará a los resultados de las 500 Millas de Indianápolis y cómo Firestone Racing resolverá este dilema en el futuro.