La tensión política en Georgia ha alcanzado nuevos niveles, ya que la policía detuvo a 20 manifestantes, incluyendo a un ruso y dos estadounidenses, durante una protesta contra un proyecto de ley sobre «agentes extranjeros». Esta ley ha provocado una crisis política en el país, según informan las agencias de noticias rusas Tass y Ria.
La ley propuesta, conocida como el proyecto de ley de «agentes extranjeros», ha causado una gran controversia en Georgia. Si se aprueba, requeriría que las organizaciones que reciben más del 20% de su financiación del extranjero se registren como agentes extranjeros o enfrenten multas. La medida ha sido criticada tanto por países occidentales como por la oposición georgiana, quienes la ven como un intento autoritario de controlar la influencia extranjera.
El Primer Ministro georgiano, Irakli Kobakhidze, ha defendido la ley, prometiendo seguir adelante con ella a pesar de la oposición. Su promesa se produce después de una de las mayores protestas desde la independencia de la Unión Soviética en 1991.
La oposición a la ley ha sido tan fuerte que ha motivado a miles de personas a tomar las calles en protesta. En un intento por evitar que la ley sea debatida en el parlamento, los manifestantes realizaron una protesta que duró toda la noche frente al parlamento en Tbilisi.
Pero la policía intervino, empujando a los manifestantes lejos de las entradas del edificio del parlamento. Esta acción provocó enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.
Los opositores a la ley la ven como una amenaza a la democracia georgiana. Ven similitudes preocupantes entre esta ley y la ley rusa sobre «agentes extranjeros» de 2012, que se ha utilizado para acosar a críticos del Kremlin de Vladimir Putin.
Este debate sobre la ley de «agentes extranjeros» es más que una cuestión de política interna. Es visto como un indicador de la futura orientación geopolítica de Georgia.
Georgia, que ha tenido tradicionalmente relaciones cálidas con Occidente, ha estado buscando unirse a la Unión Europea y la OTAN. Pero la aprobación de esta ley podría poner en peligro esos esfuerzos, ya que podría ser vista como un acercamiento a Rusia.
La Unión Europea, que concedió a Georgia el estatus de candidato en diciembre, ha expresado su preocupación de que la ley pueda poner en peligro la integración de Georgia con el bloque.
El polémico proyecto de ley «Sobre la transparencia de la influencia extranjera» ha provocado protestas masivas durante las últimas tres semanas. A pesar de la controversia, Kobakhidze anunció que la ley será aprobada el próximo martes 14.
Según Kobakhidze, la ley cuenta con el respaldo de más del 60% de los ciudadanos, mientras que más del 80% están a favor de hacer más transparente la financiación de las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación.
La presidenta georgiana, Salom Zurabishvili, ha prometido que vetará la ley, a pesar de que el gobierno, que apoya la ley, podría superar este obstáculo. Sin embargo, Zurabishvili ha instado al gobierno a revocar la ley o al menos a posponer su tercera y definitiva lectura hasta el mes de noviembre, después de las elecciones parlamentarias en el país.
El embajador de la UE en Georgia, Pawel Herczynski, ha advertido que «si esa ley se aprueba en su forma actual, se convertirá en un serio obstáculo para la integración europea del país». En medio de esta creciente tensión, el futuro geopolítico de Georgia parece estar en juego.