En medio de una creciente ola de críticas, el Congreso de Perú ha provocado el rechazo de la sociedad peruana con la reciente aprobación de un aumento en el presupuesto asignado para su función legislativa.
Este incremento, que supone un gasto significativo para el Estado peruano, está estimado en más de 1.6 millones de dólares al mes. La situación se ha visto agravada por una filtración a la prensa, que reveló que este aumento salarial estaba programado para entrar en vigor a partir de la segunda legislatura del período anual de sesiones 2023-2024.
Contrariamente a lo planificado, se ha descubierto a través de las boletas de pago que los congresistas ya han recibido este incremento a fines de abril, lo que ha suscitado aún más indignación entre los millones de peruanos.
La Mesa Directiva aprobó el aumento del presupuesto de la función congresal sin el conocimiento de la población peruana. En un momento en que el país atraviesa una recesión económica, el Estado peruano destinará ahora más de 133 000 dólares mensuales en beneficio de los 130 congresistas, una medida que está siendo rechazada rotundamente por la ciudadanía.
Según una reciente encuesta realizada por Datum Internacional, más del 80% de los peruanos se siente avergonzado del Congreso debido a su gestión ineficiente.
Por su parte, el Ejecutivo ha optado por mantenerse en silencio respecto al aumento salarial de los congresistas, limitándose a enfatizar que, a pesar de los desafíos económicos que enfrenta el país, Perú sigue siendo atractivo para la inversión privada.
El sueldo mínimo actual de los peruanos es de 275 dólares por una jornada laboral de 8 horas al día. Esta cifra contrasta fuertemente con el salario de los congresistas, con una diferencia de más de 2 600 dólares.
El descontento que ha generado esta disparidad salarial y el aumento en el presupuesto del Congreso es palpable en todo el país. En un momento en que la economía peruana atraviesa dificultades, la decisión de aumentar el sueldo de los congresistas ha sido vista por muchos como insensible y desconectada de la realidad de millones de peruanos que luchan por llegar a fin de mes.
La aprobación de este aumento en el presupuesto del Congreso ha sacado a la luz las crecientes tensiones entre el Congreso y la sociedad peruana, que se siente cada vez más frustrada con la falta de representación y la percepción de que los políticos están más interesados en sus propios intereses que en los de la población a la que sirven.
La falta de transparencia en la aprobación de este aumento también ha sido un tema de debate. Algunos críticos argumentan que la falta de comunicación sobre este aumento sugiere que los congresistas sabían que su decisión sería impopular y optaron por actuar a espaldas del pueblo peruano.
El silencio del Ejecutivo ante esta situación ha sido recibido con escepticismo. Aunque han subrayado la atractividad de Perú para la inversión privada, han evitado abordar directamente el tema del aumento salarial de los congresistas, lo que ha llevado a algunos a cuestionar si están más interesados en proteger los intereses de los congresistas que en abordar las preocupaciones de la población.
En medio de esta controversia, los peruanos se encuentran en una situación de incertidumbre, preguntándose cuál será el próximo paso en esta lucha por la transparencia y la justicia económica.
Aarón Rodríguez, Lima
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