La memoria es un aspecto esencial de la vida humana, que nos ayuda a dar sentido a nuestro presente y futuro, recurriendo a eventos pasados de la vida. Es nuestra capacidad para aprender nuevas habilidades, construir relaciones personales, guiar nuestros pensamientos y decisiones, entre otras cosas. Sin embargo, a veces, parece que nuestra memoria nos está «traicionando», especialmente cuando olvidamos cosas, nombres, palabras, calles o datos útiles. Esto puede deberse a una serie de malos hábitos que facilitan la pérdida de memoria.
Según el Dr. Elmer Huerta, especialista en salud, hay cuatro malos hábitos que afectan a la memoria. Estos son: no dormir lo suficiente, hacer varias tareas al mismo tiempo, caer en acciones monótonas y repetitivas y tener un mal estilo de vida.
El primer mal hábito es no dormir lo suficiente. El Dr. Huerta afirma que durante el sueño, el cerebro ordena los eventos ocurridos en el día. Si no se tiene un buen dormir, la memoria se ve perjudicada y se genera dificultad para recordar. “Durante el sueño, la ‘computadora’ de tu cerebro reordena los ‘documentos’ que has adquirido durante todo tu día. Esa memoria del día -cuando duermes- se pone en el gabinete adecuado para que al día siguiente todo esté ordenado y hayas construido una memoria”, sostiene.
El segundo mal hábito es hacer varias tareas al mismo tiempo. Huerta señala que las personas suelen enfocarse en muchas tareas a la vez, olvidando el resto de lo que tienen que hacer. “Si estás atento a dos, tres o cuatro cosas, te olvidas de lo que te están preguntando o de lo que estás haciendo. Entonces, hay que tratar de evitar hacer varias cosas a la vez y concentrarse en una sola”, añade.
El tercer mal hábito es caer en acciones monótonas y repetitivas. “Hay que retar al cerebro con experiencias nuevas en vez de hacer siempre las mismas cosas. La monotonía o la rutina es el enemigo de una buena memoria”, menciona Huerta. Por ello, recomienda hacer diferentes actividades que retan al cerebro a desafíos variados, lo cual permita almacenar información de una forma que no sea tradicional.
Finalmente, el cuarto mal hábito es tener un mal estilo de vida. Huerta afirma que esto también es un factor determinante en la pérdida de memoria. Recomienda “comer bien y hacer actividad física, porque si cuidas bien tu cuerpo y tu aparato circulatorio, cuidas también tu cerebro”.
En resumen, la memoria, aunque es un mecanismo complejo, puede verse afectada por malos hábitos cotidianos. Dormir bien, evitar la multitarea, romper la monotonía y llevar un estilo de vida saludable son hábitos que pueden ayudar a prevenir la pérdida de memoria y mantener la mente aguda y activa.
Es importante recordar que si bien estos consejos pueden ayudar a mejorar la memoria a corto plazo, no son una cura para enfermedades neurológicas graves como el Alzheimer o la amnesia. Siempre es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud en caso de preocupaciones serias sobre la memoria o el funcionamiento cognitivo.