El Gran Premio de Las Vegas, que forma parte del calendario de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), ha estado recientemente en el punto de mira. La última vez que este evento estuvo en las noticias fue debido a una investigación llevada a cabo por el comité de ética de la FIA. Este escrutinio fue provocado por un informe que sugería una posible intervención del Presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, en el proceso de inspección del trazado urbano estadounidense. Los inspectores, según el informe, habrían sido influenciados para no dar su aprobación para la realización de la carrera.
Con la investigación ya concluida, parece que se ha abierto un nuevo frente de conflicto en torno al Gran Premio de Las Vegas. Esta carrera, que se disputará por segundo año consecutivo durante el fin de semana del 21 al 23 de noviembre, ha sido objeto de quejas de varios establecimientos ubicados en las calles por las que transcurre la carrera y sus alrededores.
En este sentido, la carrera estadounidense, que es la tercera del calendario junto a Miami y Austin, ha recibido críticas durante los últimos meses. Estas quejas provienen de los negocios que se encuentran en las áreas afectadas por el desarrollo de la competencia. El rugido de los monoplazas F1, compitiendo en la pista nocturna, se ha convertido en un motivo de disconformidad para muchos.
Según los propietarios de varios restaurantes cercanos al circuito, el Gran Premio de Las Vegas de 2023 habría generado un déficit de hasta 30 millones de dólares. Esta situación financiera complicada ha llevado a los dueños de estos establecimientos a solicitar la cancelación de la edición de este año. De acuerdo con información de Fox 5 Vegas, hasta siete propietarios de restaurantes ubicados en la intersección de Flamingo Road y Koval Lane han presentado quejas.
Estos propietarios de restaurantes, además de expresar su disconformidad, han instado a los vecinos de la zona a solicitar una revisión completa del lugar en el que se desarrolla la carrera. Esto, antes de que se emita el permiso a los promotores del evento para este año 2024.
Entre los casos más extremos se encuentra el del empresario egipcio Madgy Amer. Amer experimentó de primera mano el impacto directo de la celebración de la carrera del Mundial de Fórmula 1, lo cual le condujo a la quiebra de sus negocios. En sus propias palabras, Amer afirma: “No quiero ver a nadie sufrir como lo hicimos nosotros durante la carrera de F1. No pudimos soportar la pérdida de ingresos y tuvimos que cerrar. La F1 debe rendir cuentas y la carrera de 2024 tendrá el mismo resultado si no se hace nada para no impactar al Strip de Las Vegas, sus empleados, visitantes y empresas”.
Estos acontecimientos plantean un serio desafío para los organizadores del Gran Premio de Las Vegas, quienes tendrán que buscar una solución que satisfaga tanto a los participantes de la carrera como a los habitantes y negocios locales. El futuro de este evento en la ciudad del pecado parece estar, por el momento, en un limbo incierto.