En un avance significativo en el campo de la medicina y la nanotecnología, los científicos de la Universidad de Sydney, Australia, han desarrollado una píldora de insulina oral que puede ser consumida como cualquier otra tableta, eliminando así la necesidad de inyecciones para tratar la diabetes. Este desarrollo prometedor se ha probado con éxito en ratas y monos babuinos.
La insulina oral ha sido diseñada con un nanomaterial extremadamente pequeño que la cubre, siendo incluso más delgado que un cabello humano. Este recubrimiento actúa como un escudo protector para las moléculas de insulina contra los efectos del ácido del estómago.
Es importante tener en cuenta que la insulina, una hormona, no puede ser ingerida oralmente ya que sería metabolizada antes de ingresar al torrente sanguíneo y por lo tanto, no tendría ningún efecto. Sin embargo, este material es único y no sólo sirve como protección, sino que también actúa como un portador, permitiendo que la insulina viaje por el cuerpo y llegue a los lugares necesarios para cumplir sus funciones.
Nicholas Hunt, autor principal del estudio y miembro del Nano Institute y del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney, explicó los desafíos que enfrentaron al desarrollar la insulina oral. «Una gran dificultad en el desarrollo de la insulina oral es el bajo porcentaje de insulina que llega al torrente sanguíneo cuando se administra por vía oral o con inyecciones de insulina. Para abordar esto, desarrollamos un nanoportador que aumenta drásticamente la absorbancia de nuestra nanoinsulina en el intestino cuando se prueba en tejido intestinal humano», dijo.
De acuerdo con los científicos, uno de los riesgos de la inyección de insulina es la hipoglucemia, ya que en algunos casos puede bajar demasiado los niveles de azúcar en la sangre. Sin embargo, esta nueva forma de administración de insulina podría evitar esta complicación gracias a la nanotecnología. La sustancia que funciona como portadora y protectora de la insulina en esta píldora se activa en función de los niveles de azúcar en la sangre. Si los niveles son altos, el recubrimiento se disuelve y libera la insulina, y si no están lo suficientemente elevados, se mantiene igual.
En las pruebas en animales, la formulación se distribuye en el hígado de ratones y ratas después de la administración oral y promueve una reducción dependiente de la dosis de la glucosa en sangre sin promover la hipoglucemia ni el aumento de peso en roedores diabéticos. Estos hallazgos han sido publicados en la prestigiosa revista Nature.
Los científicos anticipan que este es un material único y esperan realizar pruebas en humanos para el 2025. «Nuestra insulina oral tiene el beneficio adicional de reducir en gran medida el riesgo de episodios de hipoglucemia. Por primera vez hemos desarrollado una insulina oral que supera este importante obstáculo«, concluyó Hunt. Este avance significativo en el tratamiento de la diabetes podría revolucionar la forma en que se administra la insulina, mejorando la calidad de vida de los pacientes diabéticos en todo el mundo.