Hoy tuvimos la oportunidad de probar un coche de ensueño, el Porsche 911 GT3 Touring Pack, que podría ser considerada la versión más sofisticada de la serie 992. El propósito de este artículo es explicar por qué un coche que parece carecer de lógica y no tiene sentido práctico, es en realidad uno de los mejores coches del mundo. Para cualquier entusiasta del automóvil, este coche es EL COCHE.
El Porsche 911 tiene una historia rica que se remonta a 1963 cuando fue presentado por primera vez en el salón de Frankfurt. Al primer 911, que empezó llamándose 901, le siguieron la serie G, el 964, el 993, el 996 (que fue el primero en llevar las siglas GT3), el 997, el 991 y el actual 992. Es un coche que ha sobrevivido a su propio sucesor.
Un momento clave en la historia del Porsche 911 fue en 1977, cuando Porsche presenta el 928, un vehículo con motor delantero central destinado a remplazar al agotado y obsoleto 911 de motor trasero. Sin embargo, la icónica imagen de Porsche se resistió a morir y sobrevivió a su propio sucesor. El Porsche 928 cesó su producción en 1995 mientras que el 911 se encuentra hoy mejor que nunca en su octava generación.
No tiene mucho sentido que un coche moderno tenga motor trasero, así como tampoco tiene lógica que no lleve asientos posteriores y que ese espacio no se pueda aprovechar porque resulta inaccesible. También parece absurdo hacer el faldón delantero, la parte más frágil de un coche, del material más caro, fibra de carbono, o ponerle llantas monotuerca a un coche de serie si requieren utillaje especial para reparar un simple pinchazo, o ponerle asientos tipo baquet a un coche de calle en el que es difícil entrar y salir, o suspensiones de competición y una dirección más sensible que la piel de una axila. El cambio manual también es mucho más lento que el automático PDK de Porsche, pero el sentido lógico no es el punto fuerte de este coche.
El Porsche 911 GT3 Touring tiene una longitud de 4.573 mm, una anchura de 1.852 mm, una altura de 1.279 mm, una batalla de 2.457 mm, una altura libre al suelo de 100 mm, una masa EOM de 1.418 kg (o de 1.435 kg con cambio PDK) y un maletero de 132 litros. Todo esto tiene una razón de ser: proporcionarte una experiencia de conducción única en un coche que, más que un clásico, es un icono de la historia del automóvil.
El Porsche 911 GT3 Touring es exactamente el mismo coche que el GT3 salvo por pequeños detalles estéticos, el más destacable de los cuales es la eliminación del gigantesco alerón que caracteriza al GT3 para volver a la silueta más clásica del 911. Lo relevante aquí es que mecánicamente no hay diferencias, ni en chasis ni en motor ni en transmisión, por lo que estamos ante el mismo coche de carreras matriculable, aunque en una versión menos llamativa.
El motor es un bóxer de 6 cilindros con una cilindrada de 3.996 cm3. Ofrece una potencia de 510 CV a 8.400 rpm y un par máximo de 470 Nm a 6.100 rpm. El cambio es manual de 6 velocidades de serie, y es 17 kg más ligero que el PDK. El coche puede alcanzar una velocidad máxima de 320 km/h (o de 318 km/h con el cambio PDK). Además, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos (o en 3,4 segundos con el cambio PDK), y de 0 a 200 km/h en 11,9 segundos (o en 10,8 segundos con el cambio PDK). El consumo medio según el ciclo WLTP es de 12,9 l/100km.
El sentido de un 911 GT3 es conducirlo, ni más ni menos, y sólo para eso está concebido. No es un medio de transporte, aunque puedes usarlo para desplazarte de un sitio a otro, es un juguete caro, exclusivo y lleno de secretos para dibujar una sonrisa en tu boca desde que abres la puerta hasta que lo vuelves a dejar en el garaje.
Una vez al volante, el primer sonido que escuchas es el del motor bóxer atmosférico que llevas a la espalda. El motor cobra vida y nos llega el sonido característico de este coche y de todos los 911 desde hace décadas. Creo que podría distinguir ese 6 cilindros de cualquier otro motor sólo por el ruido que hace al arrancar.
A partir de aquí la experiencia se acelera. La palanca de cambios tiene un tacto delicioso y metálico, recorridos muy cortos y relaciones aún más cortas. Metemos primera, pisamos el acelerador y al soltar el embrague comienza un torrente de sensaciones. Si el cambio es delicioso, el motor es una obra de arte, de lo mejor que ha hecho Porsche jamás. Ofrece su potencia máxima de forma gradual desde poco más de 1.000 hasta las 9.000 rpm del corte de inyección, aportando la más amplia gama de sonidos