En la última década del siglo pasado, la empresa Protomotors se destacaba como un importante carrocería. Inicialmente, comenzaron su camino en la industria automotriz al proporcionar kits de carrocería para el entonces recién lanzado Hyundai Coupé de primera generación, un vehículo diseñado por Pininfarina. Además, la firma comenzó a recibir encargos del gobierno de Corea del Sur, lo que ayudó a consolidar su reputación y éxito.
En el transcurso de su crecimiento, Protomotors decidió ir más allá y se propuso construir su primer coche. No obstante, no se trataba de cualquier coche, sino de un superdeportivo: el Protomotors Spirra.
El Protomotors Spirra, en sus primeras etapas de creación, fue concebido como un vehículo con motor central y tracción trasera. Además, carecía de la mayoría de las ayudas electrónicas y estaba equipado con un Ford V8, proveniente del Ford Mustang SVT Cobra. Este motor modular 4.6 producía más de 300 caballos, y el coche en sí era bastante ligero, gracias al uso de fibra de carbono y un chasis tubular.
El prototipo del Spirra se presentó a principios del nuevo milenio y, a pesar de su prometedor inicio, se encontró con su primer obstáculo: las leyes de homologación. Corea del Sur no diferenciaba entre grandes y pequeños fabricantes, por lo que Protomotors tuvo que hacer frente a los mismos costes que Hyundai, la principal marca del país. Esta situación complicó y retrasó los planes de homologación, y la empresa necesitó capital adicional para seguir adelante con el proyecto.
El proyecto del Spirra incluía, además del motor V8, versiones más pequeñas con un V6 y un motor de cuatro cilindros turboalimentado. Sin embargo, otro de los desafíos para la viabilidad comercial del Protomotors Spirra era su precio. Se estimaba que el coche costaría cerca de 100.000 euros, un precio elevado debido a su construcción artesanal.
Finalmente, Protomotors fue adquirida por Oullim Network y se rebautizó como Oullim Motors. La nueva empresa tomó el proyecto del Spirra y cambió las opciones de motor por un 2.7 V6 procedente del Hyundai Coupé de tercera generación. Este motor podía ser atmosférico, turboalimentado o biturbo, capaz de producir hasta 600 caballos de fuerza.
Oullim Motors también desarrolló una versión de carreras del Spirra, que compitió en la copa monomarca contra otros Hyundai Coupé. Aunque la empresa vendió algunas unidades del Spirra, las ventas fueron escasas.
El proyecto del Spirra no terminó siendo viable y Oullim Motors comenzó a acumular deudas. Incluso llegó a deber dinero a sus empleados. Para intentar remediar la situación, la empresa decidió lanzar otro modelo: una versión de cuatro puertas del Spirra. Sin embargo, este nuevo modelo nunca pasó de la fase de prototipo.
A pesar de los planes de lanzar una versión eléctrica del Spirra, que competiría contra el Tesla Roadster, y una segunda generación del Spirra, el coche nunca llegó a mostrar todo su potencial. Finalmente, Oullim Motors acabó desapareciendo.
Aunque el Oullim/Protomotors Spirra no tuvo el éxito esperado, su atractivo diseño exterior y sus impresionantes prestaciones, tanto con el Ford V8 original como con las versiones turboalimentadas del motor V6 Delta de Hyundai, lo convierten en una interesante pieza de la historia de los fabricantes de automóviles artesanales. Este es solo uno de los muchos ejemplos de pequeñas empresas que tuvieron el valor y la audacia de hacer realidad el sueño de producir su propio superdeportivo.