En una decisión inesperada, la Federación Mexicana de Fútbol y la Federación de Estados Unidos han hecho público que han decidido retirar su candidatura para ser sede del Mundial Femenino 2027. Ambas federaciones, que originalmente aspiraban a albergar dicho torneo, han optado por retirarse y centrar sus esfuerzos en prepararse para el certamen del 2031.
Esta noticia, que tomó por sorpresa a muchos en el mundo del fútbol, representa un cambio importante en los planes de las respectivas federaciones. Estados Unidos y México se habían posicionado como potenciales anfitriones del Mundial Femenino 2027, mostrando un fuerte compromiso con el fútbol femenino y sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, las federaciones han decidido cambiar su enfoque hacia el futuro, poniendo sus miras en la edición de 2031.
De acuerdo con las declaraciones emitidas, el cambio de planes se debe a una estrategia a largo plazo. «Hacerlo en 2031 nos permitirá aprovechar las lecciones aprendidas y el éxito de la Copa Mundial 2026«, indica el comunicado. El objetivo es brindar un mejor apoyo a las ciudades anfitrionas, expandir las asociaciones y acuerdos con los medios de comunicación, y comprometerse aún más con los aficionados para organizar un torneo récord.
En este sentido, ambas instituciones han afirmado que requieren más tiempo para planificar y prepararse adecuadamente para ser sede de la Copa del Mundo. La idea es maximizar las oportunidades que ofrece el torneo femenino, tanto en términos deportivos como comerciales.
Este cambio de rumbo viene acompañado de un llamado a la igualdad de inversión entre el fútbol masculino y femenino. «En un hecho sin precedentes, la candidatura exige la misma inversión que el torneo masculino«, explican las federaciones. Esta decisión busca eliminar las disparidades de inversión entre ambos torneos, apuntando a aprovechar al máximo el potencial comercial del torneo femenino.
El anuncio de la retirada de la candidatura para el Mundial Femenino 2027 supone un cambio notable en la estrategia de ambas federaciones, que han mostrado un fuerte compromiso con el fútbol femenino. Sin embargo, este cambio de planes no significa un retroceso, sino una reorientación hacia el futuro. La decisión de enfocarse en el Mundial Femenino 2031 muestra la voluntad de ambas federaciones de prepararse adecuadamente para acoger el torneo y de trabajar para maximizar su potencial tanto en términos deportivos como comerciales.
La retirada de la candidatura para el 2027, por lo tanto, puede verse como un paso estratégico para fortalecer el fútbol femenino en ambos países. Al enfocarse en el 2031, las federaciones tienen la oportunidad de aprender de la experiencia de la Copa Mundial 2026, de fortalecer sus asociaciones y acuerdos con los medios de comunicación, y de comprometerse más con los aficionados. De esta manera, podrán organizar un torneo que no solo sea competitivamente exitoso, sino que también tenga un gran impacto en términos de promoción y desarrollo del fútbol femenino.
En última instancia, la decisión de las federaciones de Estados Unidos y México de retirar su candidatura para el Mundial Femenino 2027 y centrarse en el 2031, es un claro indicativo de su compromiso con el fútbol femenino y su deseo de hacer de este torneo un hito en la historia del deporte.