La Cancillería de Bolivia ha emitido recientemente un comunicado en el que rechaza el informe estadounidense sobre la situación de los derechos humanos en el país andino y lo califica como «un acto de injerencia». Este comunicado, que marca una declaración contundente de la política exterior boliviana, se produce tras la publicación del citado informe por parte del gobierno de Estados Unidos.
En la declaración, el Ministerio boliviano de Asuntos Exteriores no solo rechaza el informe, sino que también lo etiqueta como unilateral. Además, califica el informe de «un acto de injerencia e intromisión en la política interna», reflejando su firme posición contra la interferencia extranjera en los asuntos internos de Bolivia.
La Cancillería boliviana argumenta que el informe estadounidense es un intento de afectar la credibilidad del país, distorsionando la realidad boliviana. Además, acusa al informe de omitir mencionar los avances significativos en materia de derechos humanos en favor de la niñez, adolescencia y adultos mayores que ha realizado el Gobierno. Este punto subraya la perspectiva del gobierno boliviano de que sus esfuerzos en el avance de los derechos humanos han sido pasados por alto.
Además, el comunicado refuta el informe estadounidense por obviar el impacto de los programas implementados para fortalecer la protección de los derechos humanos. Este es un elemento esencial para entender la perspectiva boliviana sobre su compromiso con los derechos humanos y su rechazo al informe estadounidense.
En su análisis del informe, la Cancillería de Bolivia observa que el documento estadounidense presenta un «uso predominante de fuentes imprecisas, o la ausencia de ellas». Además, señala que la falta de consideración a una gama más amplia de visiones dentro del espectro social y político del país compromete la veracidad del contenido del informe.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, presentó el lunes el informe sobre Derechos Humanos en 2023, según Washington, el cual refiere “que en Bolivia no hubo cambios importantes en ese periodo”. Esta afirmación se destaca en el comunicado de la Cancillería boliviana como un punto de discrepancia.
En su nota, Bolivia reitera su compromiso inquebrantable con la promoción y protección de los DD.HH. para todos los bolivianos. Este compromiso, según el gobierno boliviano, está basado en principios de soberanía, no injerencia y respeto mutuo entre los Estados. Este punto resalta la postura de Bolivia en cuanto a su soberanía y su rechazo a la interferencia externa en sus asuntos internos.
Además, el informe de Estados Unidos incluye a países que no se alinean con la política de Washington, entre ellos Cuba. La Habana también rechazó el documento y destacó que al país norteamericano no le preocupan los derechos humanos, sino “dominación y saqueo”. Esta crítica refleja un sentimiento compartido por otras naciones que consideran que las acciones de Estados Unidos están motivadas por intereses geopolíticos y económicos más que por preocupaciones sobre los derechos humanos.
En conclusión, la Cancillería boliviana ha rechazado firmemente el informe estadounidense sobre la situación de los derechos humanos en Bolivia. Esta reacción proporciona una visión clara de la postura de Bolivia en relación a su soberanía, su compromiso con los derechos humanos y su rechazo a la interferencia internacional en sus asuntos internos.