Con las elecciones presidenciales en los Estados Unidos previstas para noviembre de este año, las empresas de publicidad y marketing se encuentran en plena actividad, afinando sus estrategias para causar el mayor impacto en los electores. Una de las tácticas preferidas es capitalizar los eventos deportivos de mayor exposición mediática. Sin embargo, una de las competencias automovilísticas más emblemáticas, las 500 Millas de Indianápolis, ha decidido tomar una postura diferente.
La carrera, que está programada para celebrarse en mayo, ha sido identificada como una plataforma potencialmente lucrativa para la publicidad política. Sin embargo, la directiva de la IndyCar ha tomado una firme decisión al respecto. Han optado por prohibir toda publicidad de candidatos o partidos políticos en los monoplazas e indumentaria de los equipos participantes. La decisión se tomó con la intención de distanciar a la competencia de la contienda electoral.
La directiva de la IndyCar tuvo que tratar el tema después de que representantes de un equipo solicitaran la aprobación para promocionar, en forma de patrocinio, las candidaturas de Donald Trump y de Robert F. Kennedy Jr. La solicitud fue denegada inmediatamente. La razón es que si se permitiera tal maniobra, implicaría que la serie estaría inclinándose hacia una parcialidad política. Este tipo de sesgo podría empañar la reputación del evento deportivo más grande del mundo.
La carrera de las 500 Millas de Indianápolis atrae a alrededor de 300,000 espectadores en las tribunas y es seguida por millones de televidentes en todo el mundo a través de diversos medios de comunicación. Permitir la publicidad política en un evento de tal magnitud podría ser percibido como una estrategia de aprovechamiento de la carrera para realizar campaña política. Esto fue considerado inaceptable por la directiva de la IndyCar.
A lo largo de los años, la IndyCar ha permitido la promoción de instituciones, como la Fuerza Aérea, o de fechas patrias, como el Día de la Conmemoración de los Caídos. Sin embargo, no ha cedido espacio para la publicidad política. La razón es que consideran que esta promueve la división entre los seguidores de la serie. Permitir el patrocinio político a un equipo representaría una afrenta hacia quienes no están de acuerdo y la categoría no está dispuesta a establecer un mal precedente.
En respuesta a la solicitud, la dirección de la IndyCar rechazó la iniciativa y sugirió al equipo afectado que busque patrocinadores más tradicionales, cuya presencia no incite la polémica. También se aconsejó a los funcionarios en campaña que no realicen actos publicitarios en las 500 Millas de Indianápolis ni en ninguna otra fecha del calendario IndyCar. La organización, en su compromiso con la neutralidad, no concederá espacio en las transmisiones de los eventos para fines políticos.
En el informe emitido por la directiva de la IndyCar se puede leer: «La IndyCar no aprueba patrocinios asociados con funcionarios electos, candidatos a cargos políticos o comités de acción política.» Esta decisión refleja el compromiso de la organización con la neutralidad política y la preservación de la naturaleza deportiva de su competencia más emblemática.