El caso del brutal asesinato de M.G.M.G., la testigo clave en el esclarecimiento de una serie de homicidios vinculados al Tren de Aragua en Concepción, está siendo investigado por el Ministerio Público. Esta mujer de 19 años fue una pieza fundamental en la resolución de las muertes de Woldy Decimies, Alexis Raúl Evaristo Patiño y de Aaron Nicolás Valenzuela Flores.
Según lo descubierto por el medio investigativo BBCL Investiga, los cuerpos de las víctimas se encontraron en tres diferentes comunas: Santa Juana, Hualpén y San Pedro de la Paz. Todos estos asesinatos fueron presuntamente encargados por Franco Llanos Armijo, un nuevo narcotraficante emergente en la zona, que contrató a sicarios venezolanos para llevar a cabo sus órdenes.
El testimonio de M. fue crucial para dirigir la atención de los investigadores hacia los sicarios del Tren de Aragua. Ella misma presentó la denuncia contra Wilmer José Díaz Díaz, uno de los sicarios. En su testimonio, reveló que Díaz viajó a la región del Bío Bío por petición de un narcotraficante local para asesinar a los autores de la muerte de su cuñado.
El 11 de octubre de 2023, M. entregó dos videos a la Policía de Investigaciones (PDI). Uno de ellos mostraba la ejecución de un hombre de tez morena, vestido con una chaqueta naranja, y en un lugar con abundante vegetación. Los detectives de Iquique identificaron rápidamente que el lugar parecía corresponder al sur de Chile. Más tarde, confirmaron que el asesinato correspondía al de Alexis Raúl Evaristo Patiño, ocurrido el 20 de septiembre de 2023.
Las investigaciones posteriores permitieron establecer que Wilmer y su equipo estaban en Concepción durante los días de los asesinatos. Llegaron en un bus EME al terminal Collao, donde se alojaron en un Airbnb con jacuzzi. Las pruebas de su estancia en Concepción incluyen fotografías que el sicario se tomó con armas de gran potencia, dinero y drogas.
En Concepción, Wilmer llevó a cabo sus operaciones. Participó en el secuestro y tortura de Evaristo Patiño y del haitiano Woldy Decimies. Los tormentos tuvieron lugar en una casa ubicada en el tradicional barrio Parque Central de Hualpén. Tras torturarlos, procedieron a ejecutarlos.
El venezolano Evaristo fue obligado a arrodillarse en medio de la noche cerca de la desembocadura del río Bío Bío. Atado de manos, Wilmer le disparó una ráfaga en la cabeza con su arma de fuego calibre 40. Antes de morir, Evaristo admitió que él había asesinado al cuñado de Franco Llanos, bajo las órdenes de Aaron Nicolás Valenzuela Flores, otro dealer local.
El haitiano Woldy y Aaron Nicolás Valenzuela Flores también fueron asesinados, en San Pedro de la Paz, en las cercanías de la planta de Revisión Técnica y del Puente 1, camino a Florida, respectivamente.
La testigo clave M. fue asesinada en Ovalle, lo que puso un giro inesperado a la investigación. La ejecución ocurrió el sábado 16 de marzo en una estación de servicio Copec, a escasos 350 metros del Juzgado de Garantía de la ciudad y a una cuadra de la Plaza de Armas. Según testigos, se escucharon alrededor de seis disparos y el autor del ataque, escondido entre unos arbustos, se esfumó de la escena del crimen.
La investigación del asesinato de M. está a cargo del Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) del Ministerio Público. Según fuentes, aunque el autor del asesinato estaría identificado, aún no ha sido detenido. Se cree que este crimen podría tener relación con una cuenta pendiente con el crimen organizado, lo que podría vincularlo con los sucesos ocurridos en Concepción.
En la región del Bío Bío, la justicia acogió los fundamentos presentados por el fiscal Mario Elgueta y otorgó 60 días más de plazo para que la PDI pueda terminar las diligencias pendientes. La Fiscalía Regional de Tarapacá, por su parte, ha afirmado que tienen el deber de mantener la reserva de identidad de todos los testigos en sus investigaciones.