En un intento por frenar las aglomeraciones de personas y turistas en zonas densamente pobladas durante la noche, el municipio de Milán en Italia ha propuesto una normativa controvertida. La ordenanza, si se aprueba, prohibiría la venta de helados y pizzas durante las noches, una acción que algunos consideran drástica y potencialmente perjudicial para la economía local.
La medida se anunció en el sitio web oficial de la municipalidad, aunque aún se encuentra en discusión y sujeto a posibles modificaciones. El plazo de discusión se extenderá hasta el próximo 3 de mayo, lo que indica que la medida final podría ser muy diferente a la propuesta inicial.
La propuesta se aplicaría en los barrios turísticos de Milán, conocidos por su vibrante vida nocturna y su oferta gastronómica. La normativa se aplicaría durante toda la semana, pero durante los fines de semana, entraría en vigor a partir de las 12:30 horas.
Esta medida ha generado críticas por parte de los dueños de bares y restaurantes, quienes temen que las restricciones nocturnas puedan afectar sus ventas y, en última instancia, su supervivencia. Los restaurantes en Milán, como en muchas ciudades italianas, son muy populares durante las noches, y la venta de pizzas y helados es una gran parte de su negocio.
En el centro de la controversia está la afirmación de que los supermercados seguirían teniendo permiso para vender pizzas y helados después de la medianoche. Esto ha provocado la ira de la asociación Confcommercio, que representa a los comerciantes italianos.
Marco Barbieri, el secretario general de Confcommercio, planteó interrogantes sobre cómo se manejarán las excepciones en la aplicación de la normativa. Señaló que si una persona vive en una de estas zonas de ocio nocturno y sale de casa con una bebida, ¿cómo se puede probar que no la compró sino que ya era suya?
La propuesta de restricción nocturna es parte de un esfuerzo más amplio de las autoridades municipales de Milán para reducir las aglomeraciones de personas en áreas de alta densidad, especialmente durante la noche. Esto se ve como un intento de limitar la propagación de la COVID-19 en un momento en que Italia, similar a muchos otros países, está luchando por contener la pandemia.
Sin embargo, las críticas a la medida sugieren que puede haber formas más efectivas y menos perjudiciales para la economía local de lograr este objetivo. Además, algunos han cuestionado si la prohibición propuesta será efectiva para prevenir las aglomeraciones, dado que las personas podrían simplemente comprar pizzas y helados antes de las 12:30 o en supermercados después de esa hora.
A medida que la discusión continúa, se espera que haya más debates y posibles modificaciones a la propuesta. Cualquiera que sea la decisión final, está claro que es una medida que tiene implicaciones significativas tanto para la salud pública como para la economía local en Milán.