Una crisis silenciosa se cierne sobre los crianceros de cabras en la región de Coquimbo, Chile, quienes enfrentan una situación desesperada debido a la prolongada sequía y la falta de alimento para sus animales. Las asociaciones de crianceros describen la situación como una «catástrofe lenta y silenciosa», la cual ha impactado generaciones de familias dedicadas a la crianza de cabras en la región. El principal problema radica en la falta de forraje, que son fardos de alfalfa u otra hierba que sirven como alimento para los animales y que, a su vez, contribuyen al sabor de la leche de cabra.
La crisis hídrica que ha afectado la región de Coquimbo durante más de 15 años ha llevado a que los campos verdes, donde los animales solían pastar, estén desapareciendo. Esto ha afectado tanto a grandes empresarios como a pequeñas familias y agrupaciones que han dedicado su vida a la crianza de cabras. Muchos crianceros han tenido que reducir la cantidad de animales en sus campos de 150 a 40-45 cabras, lo que ha generado incertidumbre sobre la sostenibilidad de esta forma de vida.
En respuesta a esta crisis, muchos crianceros han optado por traer forraje del sur de Chile para alimentar a sus animales. Sin embargo, los altos costos de transporte y el precio de la alfalfa están haciendo cada vez más difícil mantener esta práctica. Eduardo Cox, presidente de la asociación de Crianceros de La Serena, señala que muchas familias están perdiendo hasta un 75% de sus animales. Algunos están optando por abandonar la crianza de cabras y trasladarse a la ciudad en busca de trabajo.
Además de la sequía, la situación económica del país también está afectando a los crianceros. Según Cox, el aumento en el costo del forraje y la gasolina, junto con la dificultad de vender los pocos productos que pueden producir, está haciendo que esta forma de vida sea insostenible. A pesar de la gravedad de la situación, Cox señala que las autoridades aún no han tomado las medidas necesarias para abordar la crisis.
Elizabeth Grandón, Encargada del centro agropecuario Catahueche, critica la falta de acción por parte del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y el municipio de Canela. Según ella, las medidas tomadas hasta ahora son insuficientes para enfrentar la gravedad de la situación. Grandón propone una mayor organización por parte del municipio para obtener forraje a un precio más accesible para los crianceros. De no implementarse estas medidas, advierte que se perderá la identidad caprina de Coquimbo.
En contraposición, el Director Regional de INDAP, Víctor Illanes, asegura que la institución está apoyando a los crianceros a través de varios programas de apoyo. Entre ellos, destaca el Programa de Desarrollo Local (PRODESAL) y el Programa Agropecuario para el Desarrollo Integral de los Pequeños Productores Campesinos del Secano de la Región de Coquimbo (PADIS). A través de estos programas, se espera entregar incentivos económicos a los crianceros para la adquisición de insumos pecuarios, herramientas, equipos y forraje. Además, se está llevando a cabo el Programa de Fortalecimiento Caprino Lechero, que busca mejorar la eficiencia en la producción de ganado caprino a través del mejoramiento genético, la alimentación y sanidad animal.
El futuro de la crianza de cabras en la región de Coquimbo se encuentra en una encrucijada. La sequía prolongada y la falta de forraje están llevando a muchos crianceros al borde de la desesperación. A pesar de las medidas tomadas por instituciones como INDAP, la realidad en el campo es desoladora. Sin embargo, la esperanza persiste y la lucha por mantener vivo un oficio atesorado por generaciones continúa.