El proceso de pérdida gestacional puede ser profundamente traumático y perturbador, con efectos emocionales y psicológicos a largo plazo. María de los Ángeles Cereceda, Psicóloga Clínica especialista en fertilidad de la Clínica de la Mujer, destaca la importancia de proporcionar apoyo emocional a quienes deciden someterse a un tratamiento de reproducción asistida en su establecimiento.
La pérdida de un bebé durante cualquier etapa del embarazo puede ser una experiencia angustiosa, no solo por el duelo por el hijo o hija que nunca se llegará a conocer, sino también por las emociones abrumadoras que pueden ir junto al proceso de duelo, incluyendo la culpa, el miedo, la tristeza, la rabia y la sensación de fracaso.
Un estudio desarrollado por científicos del Imperial College de Londres y la KU Leuven, en Bélgica, y publicado en la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology, reveló que una de cada seis mujeres que han experimentado un aborto espontáneo o embarazo ectópico han padecido de Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT).
«Cuando una mujer tiene una pérdida gestacional pueden aparecer síntomas asociados al estrés post traumático», explica Cereceda. El TEPT puede desencadenarse en un nuevo embarazo tras una pérdida, con cifras que varían según los estudios, pero que pueden llegar hasta un 25% al mes de la pérdida.
Un aspecto importante que Cereceda destaca es que la pérdida gestacional es una experiencia traumática que puede ser percibida como inasumible debido a su capacidad para provocar que la integridad emocional y psicológica de la persona se resquebraje.
En términos de apoyo, Cereceda señala que es importante no minimizar la pérdida, ya que esto puede generar aún más daño. Los estudios demuestran que, independiente de si se trata de un aborto precoz o tardío, la duración del proceso de duelo puede ser igual de intenso en ambos casos.
Las actitudes y frases comunes, como ‘las cosas pasan por algo’ o ‘Dios quiso que fuera así’, pueden generar una profunda rabia, tristeza y sensación de incomprensión en las personas que están pasando por este proceso de duelo. Por lo tanto, es esencial adoptar una actitud de acompañamiento, apertura y escucha.
El miedo a intentar ser mamá nuevamente es también un tema que preocupa a muchas mujeres que han sufrido una o más pérdidas gestacionales. La psicóloga describe este miedo como absolutamente esperable y legítimo, pero importante de manejar para que no interfiera significativamente en el día a día ni en el nuevo proceso de gestación.
La Clínica de la Mujer recibe a pacientes que han tenido abortos espontáneos o de repetición y que se enfrentan a un tratamiento de reproducción asistida, que ya de por sí implica un desgaste físico y emocional importante. Para estos pacientes, la clínica ofrece apoyo gratuito, donde se evalúan los recursos adaptativos que tiene cada paciente y/o pareja y se revisa si hay un posible desajuste emocional que requiera más apoyo.
En este sentido, Cereceda señala la importancia de trabajar desde una reestructuración cognitiva para lidiar con estos temores, poder racionalizarlos, aterrizarlos y evaluar qué tan reales son. Además, invita a las pacientes a reconocer que, aunque existe el miedo, también hay otras emociones presentes, como la ilusión, la esperanza y la alegría de volver a tener la oportunidad de ser mamá.
Finalmente, a través de sesiones que están incluidas en un tratamiento FIV (las 3 primeras son gratuitas), se pueden fortalecer los recursos de los pacientes y atender a ciertos desajustes emocionales que casi siempre tienen que ver con la ansiedad, con pensamientos rumiantes en torno al tema que puedan alterar el sueño, la concentración y a veces producir sintomatología fisiológica.